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lunes, 19 de octubre de 2015

La luna de miel

Todo comenzó una noche de nuestra luna de miel. Yo me había casado con Carlos hacía 15 días, pero no pudimos irnos antes debido a un incidente que tuvo nuestro padrino, su hermano. Él nos contó que el día después de la boda, iba andando por una calle muy oscura, por la noche y de repente todas las farolas se apagaron y empezó a sonar una grabación. Él no sabía de donde venía pero no le gustaba la música que se oía. La describió como música siniestra, que daba miedo. Entonces Jaime (su hermano) aceleró el paso y al doblar la esquina empezó a sonar otra grabación, pero en este caso no era de música, alguien le estaba viendo y hablando. Al escuchar las palabras de la grabación Jaime salió corriendo y notaba que alguien o algo le seguía. Llevaba corriendo 10 minutos y vio una sombra que le seguía. Siguió corriendo hasta que dejó de sentir esa presencia y llegó a su apartamento y se encerró. En los siguientes días Jaime no cogía el teléfono ni salía de su apartamento. Carlos se decidió a ir y le contó lo que le había pasado. Este le convenció de que debía hablar con un psicólogo y al final todo salió bien y Jaime se encontraba bien, como siempre. 
En la luna de miel, al llegar a la habitación vimos encima de la cama una nota que ponía: Andrea & Carlos. Nosotros supusimos que era un detalle de parte del hotel, pero al abrir el sobre nos dimos cuenta de que no. Alguien nos había estado vigilando desde muchos días antes de la boda, y ese simple hecho me aterrorizaba. Al final de la carta decía: Con mucho cariño, desde la habitación de al lado. Al leer estas últimas palabras yo le pedí a Carlos que volviéramos a casa, pero el se resistió y me convenció de que seguro que era una broma pesada de algún gracioso que se hospedaba en el hotel. Bajamos a recepción para preguntar quien habitaba la habitación 666, (la que estaba al lado nuestra) pero nos dijeron que estaba vacía y que casi nadie entraba ahí puesto que era la habitación más cara de todo el hotel. Le pregunté la razón de ese precio tan elevado pero el recepcionista no me lo quiso decir. Esa misma noche, mientras dormíamos, escuché el sonido de la puerta abriéndose y se cerró inmediatamente. Sólo yo escuché el ruido puesto que Carlos dormía profundamente. Tenía muchísimo miedo y me temblaba todo el cuerpo. Me resistí a abrir los ojos pero al final no lo pude evitar, y al separar los párpados vi a mi lado una cara de un payaso, sonriéndome. Al verlo grité y Carlos se despertó. Al decirle lo que había visto, el miró y ya no estaba allí. Carlos me dijo que seguro que había sido una pesadilla, pero yo sabía perfectamente que era real y le convencí de que al día siguiente nos cambiáramos de habitación. A la mañana siguiente bajamos de nuevo a la recepción para solicitar el cambio. Nos cambiaron a la habitación número 1, en la primera planta. A la siguiente noche no pegué ojo, tenía tanto miedo de que volviera a pasar que no pude cerrarlos. Pasó una semana y no volvieron a ocurrir hechos extraños. Una noche Carlos me despertó de un grito, al abrir los ojos vi lo que él estaba viendo. Detrás del espejo, estaba el payaso que yo había visto varias noches atrás. De repente el payaso atravesó el espejo y mató a Carlos, yo sentí como se me partía el corazón y como mi cabeza se congelaba. Ahora, ahora ya no siento nada.

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